Rompamos mitos sobre el VIH/SIDA
El 1º de diciembre de cada año se conmemora el día mundial de la lucha contra el VIH/SIDA. El VIH es un virus que hasta la fecha no se le ha encontrado una cura, aunque se ha logrado conocer más acerca de este. Al punto de que se ha logrado mejorarle la calidad de vida a las personas portadoras de VIH.
Gracias a los avances tecnológicos se ha logrado que el VIH/SIDA deje de ser una enfermedad terminal y pase a ser una enfermedad crónica como lo es la Diabetes.Gracias a tratamientos antirretrovirales las personas portadoras pueden llevar una mejor calidad de vida y sin limitaciones. Y las parejas de personas con VIH 0+ que toman antirretrovirales no tienen riesgo de contraer el virus.
Aunque también cabe destacar que la mejor forma de prevenir el VIH y otras infecciones de trasmisión sexual es mediante el uso de preservativos.
Y en este 1º de Diciembre me gustaría compartir con ustedes un relato en primera persona inspirado en un hecho real para que reflexionemos y nos concienticemos acerca del VIH/SIDA.
Les dejo con el relato.
Mi nombre es María soy VIH 0+ (cero positivo) desde 1989 y fui diagnosticada en 1991. Vivo junto
Ana quien es VIH 0- (cero negativo) es mi esposa y estamos junta desde hace 5 años y nos casamos hace 2 años.
Hace un año adoptamos a Lucia una bebé con VIH que había sido abandonada en el hospital. Lucia se ha convertido en una alegría para las dos. Hasta donde sabemos la mamá biológica de Lucia era VIH positivo y no se realizaba los controles prenatales, llego al hospital en trabajo departo, luego del alta se fue del hospital sin llevase a Lucia.
Cuando Ana me consultó sobre adoptar a Lucia, yo me emocioné y lo vi como una señal de la vida. Porque yo crecí en un hogar en el que había mucha violencia. Y eso me llevo a acumular una gran rabia, producto de mi impotencia por no poder cambiar esa realidad, en la que vivía.
A la edad de los trece años ya no aguante más y me fui de la casa, mas o menos a los catorce conocí a una pandilla que para mí se convirtió en mi familia. Me hice novia del líder de la pandilla… y si fue él el que me infecto de VIH.
Recuerdo que fui a una clínica a hacerme los análisis de rutina y al mes cuando fui a levantar los
resultados, el médico me miro molestó y me dijo. María porque no has venido antes, hemos estado mandándote notificaciones de que te presentes, yo le respondí como cualquier adolescente ósea no sé. Recuerdo que me dio la noticia de una forma muy fría. Solamente me pidió que me siente y me dijo “tienes sida”, ya cuando cumplí la mayoría de edad decidí dedicarme a ser una testeadora, ósea dedicarme hacerle el examen de VIH a las personas, porque yo quería que cuando yo le diera un resultado a una persona, yo poder darle esperanza a esa persona.
Lo mejor que uno puede hacer con una persona con VIH, es apoyarla, siempre estar ahí, tratar de hacerle la vida más tranquila, más feliz… Para que se sientan mejor. Informarse y dejar los prejuicios y miedos de lado.
Es muy importante que una persona con VIH salga del clóset y no viva con vergüenza y estigma, porque esto es una condición que le puede pasar a cualquier persona desde a un bebé hasta una señora de la tercera edad. Porque el VIH no discrimina genero ni sexo.
Ya llevo 12 años como activista y educadora, voy a colegios, cárceles, iglesias, donde se pueda escuchar mi vos. Es muy importante eso de contar las historias para humanizar la enfermedad, especialmente es importante que el mundo vean las diferentes caras porque todavía hay mucha falta de información, muchos mitos, el VIH/SIDA no se contagia a través de un beso, una caricia, del compartir un mate o un abrigo.
El VIH te enseña a que existen objetos de higiene íntimos que no se deben compartir como el cepillo de dientes, el jabón y la esponja de baño, la máquina de afeitar, la ropa interior y no porque el virus se trasmita a través de esos objetos, ya que este se destruye con la presencia del oxígeno, sino que es porque estos objetos tienen nuestra flora y el compartirlo podrían enfermarnos. Hoy en día el virus solo se tramite a través de compartir jeringas, a través del sexo por intercambios de fluido o sangrados, de madre a hijo si la madre con VIH tiene a su hijo por parto vaginal o amamanta y por trasfusión de sangre. Aunque en los últimos años la sangre donada es previamente analizada por los laboratorios, y se le pide a las personas portadores de VIH 0+ que no donemos sangre. Aunque los laboratorios hoy en día pueden detectar los ceros positivos.
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